por Lisy Rojas Varela
Hace seis años entré al mundo cinematográfico al empezar en la Facultad Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual (FAMCA) del ISA, y se puede decir que tuve mucha suerte; a mi primer rodaje fui como script/continuista bajo la recomendación y supervisión del asistente de dirección, el entonces estudiante René Suárez, que me dio las primeras nociones de qué hacer. La profesora asesora de aquel proyecto fue Magda González Grau, que con su vasta experiencia ayudó a iniciarme en el que se convertiría mi camino profesional más estimado. Tenía 18 años.
A lo largo de estos años he tenido la asesoría de grandes profesionales: la propia Magda; Charlie Medina; Patricia Santa Coloma, profesora de Continuidad de FAMCA que me organizó las ideas con respecto al oficio y la experimentada script Paula Murcia Restrepo, colombiana egresada de la EICTV que ha trabajado en varios largometrajes y series y que me abrió las puertas del digital.

Con esta breve introducción aclaro que, si bien no he trabajado en largometrajes, con más de treinta producciones de ficción y esos profesores una tiene algo que decir con respecto al oficio de script, sobre todo porque mi generación hizo el salto al digital casi naturalmente y sin grandes traumas, de ahí mi satisfacción cuando se me pidió este esbozo de artículo.
En “Introducción al cine” los investigadores Luis Álvarez Álvarez y Armando Pérez Padrón definen: “script o anotador, uno de los técnicos más importantes en el escenario [de rodaje]; asegura que haya congruencia entre las tomas de una secuencia. Lleva diariamente una historia detallada del rodaje con la ayuda de una hoja de registro y una cámara Polaroid, anota y/o registra la duración de los planos, el vestuario que usan los actores, la calidad y dirección de la luz (con ayuda del departamento de cámara), la colocación de la utilería, la dirección de la mirada de un protagonista, etc.”
Este fragmento pertenece a un libro publicado en 2010, cuando ya el cine digital estaba bastante extendido en nuestro país, y resulta muy curioso como la concepción de un oficio tan importante y, en cierta medida, engorroso, se siguiera concibiendo desde una visión puramente analógica. Pero no es una exclusiva situación cubana, en las industrias extranjeras también hay cierta renuencia a dar el salto, aunque el gremio suele seguir a los más destacados como sucedió en Estados Unidos con Barry Caldwell (Grey’s Anatomy, CSI: New York, Captain Marvel, etc) y su entrada al digital.
Cuando se habla de salto a digital dentro de la continuidad podemos hablar del registro visual y la constancia escrita. Primero, evidentemente la sustitución de la cámara Polaroid por una cámara digital representa no solo ahorrar espacio físico en la carpeta del script, sino mayor seguridad a la hora de guardar la evidencia y un ahorro considerable de presupuesto, debido a que el papel fílmico de impresión es caro y prácticamente insostenible en las producciones cubanas, sobre todo si son independientes; asimismo, la realización de múltiples copias garantiza la preservación de esa memoria gráfica. Los monitores en set también facilitan el registro visual, teniendo en cuenta que nada es más importante que lo que está dentro del cuadro. Muchas veces hago fotos directamente a la pantalla del monitor o incluso videos, y así evito ocupar espacio en set mientras cámara se desplaza, ahorro tiempo de revisión y registro y tengo exactamente la información que va a matchear en las próximas tomas.
La llegada de los datos móviles a Cuba posibilitó nuevas formas de comunicación dentro de los equipos de rodaje, es muy difícil que un proyecto actual no tenga grupo de WhatsApp donde se colegien decisiones e informaciones. Si bien la/el continuista supervisa los posibles errores, la continuidad debe ser velada desde Arte, Vestuario, Maquillaje y Peluquería, de ahí que sea muy útil tener un grupo especialmente para el Departamento Continuidad, donde queden las evidencias de cada responsable y se facilite mucho el trabajo.

El reporte escrito es lo que más te exigen los productores, aunque francamente muchas veces ni siquiera sea consultado. No obstante, es una responsabilidad importante y como tal hay que asumirlo. Tradicionalmente el/la continuista anda por el set cargando centenares de hojas garabateadas, en este sentido encontré la mayor satisfacción dentro del digital: los reportes en pdf. Aunque con cualquier editor de texto se puede hacer, existen aplicaciones diseñadas para estos propósitos. Internacionalmente son muy utilizadas Skarratt y ScriptE que trabajan con la Nube y ofrecen grandes beneficios, sin embargo, por los problemas de conectividad en Cuba se hace casi imposible su uso, y encontré una app muy utilizada por estudiantes de cine alrededor del mundo que funciona espectacularmente en el contexto nacional: Raccorder. Con ella no solo genero los reportes para edición y producción en pdf, sino que tengo en el mismo espacio el cronómetro, la cámara, el guion y el resto de herramientas necesarias para llevar la continuidad. Aunque insisto, lo más importante es lo que está dentro de la pantalla, nada debe distraernos de ese objetivo.
Ahora bien, ¿existen las condiciones óptimas para renunciar completamente al analógico? Creo que no. Si bien se ha avanzado muchísimo en las condiciones digitales pueden presentarse problemas muy básicos que entorpezcan nuestra labor. Primero, al depender casi por completo de equipos electrónicos el hecho de mantenerlos cargados en locaciones difíciles es un reto; en esos casos priorizo las fotos de continuidad sobre todo lo demás. Segundo, no a todos los editores les gusta recibir el reporte en pdf, siempre hay que preguntar antes de decidir si irse analógica o digitalmente. Tercero, en rodajes de larga duración no conviene tener toda la información en un solo dispositivo por si se presentan roturas o pérdidas (todo puede pasar).
La/el continuista no solo guarda todo lo que sucede en el set, es la voz del editor allí y debe poner toda su energía en la historia. Todo está en aprovechar las herramientas disponibles y sentirnos cómodos con ellas, ejercitar la memoria visual y mantener la mente siempre en el cuadro.






