Dire Straits

Libros

Autor: Fausto Canel


La cámara pluma

Por Orlando Jiménez Leal (Miami | 23 Nov 2013)

El cine es la realidad, a 24 cuadros por segundos

Jean-Luc Godard

En 1948 en el ensayo de Alexandre Astruc «Du Stylo à la caméra et de la caméra au stylo» apareció por primera vez el concepto y el término caméra-stylo (cámara pluma). Su teoría se puede explicar de una manera sencilla: el escritor que dirige sus propios películas deja de existir como escritor puesto que, en este tipo de películas, hacer la distinción entre el autor y director pierde todo significado. Dirigir ya no es un medio de ilustrar o presentar una escena, sino un verdadero acto de escritura. El cineasta/autor escribe con la cámara como un escritor escribe con la pluma.

En su último libro, o quizá debo decir en su última película/novela, Dire Straits, Fausto Canel ensaya un curioso experimento: impedido por múltiples razones de filmar su guión como una película, decide convertir su «película» en una novela, invirtiendo así la teoría de Astruc: el escritor filma con la pluma, como el director de cine escribe con la cámara.

En Dire Straits, Kelly Fitzgerald, el eterno femenino de Canel o tal vez su alter ego, descubre, en un viaje a La Habana, un mundo enloquecido de policías (siempre la policía) picaros, intrigas palaciegas y complots internacionales.

Dire Straits, que se puede traducir libremente como Situación desesperada es rara. Esta novela demuestra, una vez más, que la realidad pura y dura puede servir a la ficción para criticar a los extremismos sin caer en la caricatura.

Si bien la trama y su ritmo son más rápidos y menos metafóricos que su novela anterior —Sin tiempo de pedir auxilio—, también tienen un tono autobiográfico que le da, a veces, una tremenda fuerza dramática.

Su prosa tiene una extraordinaria elocuencia, con humor. Sus años como crítico de cine ayudan a Canel a lograr una introspección y un distanciamiento que le permiten situarse de una manera curiosa a ambos lados de la película (la novela), como juez y como parte. Canel le imparte a la novela no solo un estilo, sino también una visión cinematográfica.

La fusión del guionista y director y el énfasis en la importancia del cineasta como autor es evidente aquí. Canel, que conoce muy bien las leyes del montaje cinematográfico, le imprime al film, digo a la novela, una velocidad inusitada en un libro. Parafraseando a Godard, este libro se puede leer a 24 páginas por segundo.


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