País: Cuba
Género: Ficción
Formato: Digital
Tiempo: 86’
Color: Color
Productora: Tercer Piso Films, River Films, con la participación de Cadencia Comunicaciones Filantrópicas S.C. y el ICAIC
Producción: Rodolfo Rivero, Reinaldo Peguero
Producción ejecutiva: Lázara Herrera
Dirección de Post-Producción: Bas Tokoro
Dirección: Ismael Perdomo
Asistente de dirección: Hoari Chiong
Guión: Ismael Perdomo, con la colaboración de Eliseo Altunaga
Fotografía: Rafael Solís
Cámara: Yamil Santana
Asistente de cámara: Marcos Cabaña
Música: Sergio Vitier
Ingeniero de sonido: Javier Figueroa
Asistente de sonido: Rubén Pérez
Dirección de producción: Régis Riera
Asistente de producción: Suraima Vázquez
Diseño de créditos: Damián F. Font
Maquillaje: Magdalena Álvarez
Casting: Libia Batista
Dirección de arte: Jorge Charón
Vestuario: Liz Álvarez
Asistente de vestuario: Nélida Puig
Escenografía: Rafael Solchay
Reparto: Broselianda Hernández, Cheryl Zaldívar, Jorge Alí (Jorge Félix Alí), Mario Limonta, Raúl Pomares, Rafael Lahera, Mario Guerra, Eduardo Almirante, Isabel Santos, Jorge Perugorría
Sinopsis
El 8 de enero de 1959, en una ciudad pasmosamente vacía, un garrotero o prestamista busca a Miguel, tratando sobre todo de proteger el frágil honor de su negocio. Miguel sale probablemente a morir, pero una joven da primero con él, sin sospechar que el último ataque de vanidad carnal de este hombre la convertirá en reo durante veinte y cuatro horas de una insalvable y tormentosa situación.
Comentarios
“Producido por el ICAIC dentro de la reciente política dirigida a estimular los filmes de bajo presupuesto, rodado en video digital a lo largo de 2004, y con una postproducción que se realizó mayormente en México, el filme clasifica como uno de los primeros thrillers del cine nacional, en tanto propone un juego de intrigas y suspense criminal, en medio de la ambigüedad y de la constante oscilación de los caracteres entre el pecado, la culpa, el odio y la mentira. Hay dos mujeres (Broselianda Hernández y Sheril Zaldívar) involucradas en la muerte de un hombre (Jorge Alí) que no soporta la vejez, con su secuela de cansancios e impotencias. Hay delincuentes que lo buscan por una deuda (Mario Limonta y Raúl Pomares), y está el marido celoso, machista, engañado y diligente de una de las dos mujeres (Rafael Lahera). La verdad se revelará solo al final, cuando se borren casi todas las huellas de lo ocurrido en esas 24 horas, cuyo transcurso ocupa la mayor parte del filme” (Joel del Río. El sexo, la culpa y el pecado)
“El joven documentalista Ismael Perdomo (1971) configura con Mata que Dios perdona -su debut en la ficción-, uno de los contados thrillers de la historia de la pantalla cubana, cinematografía urgida de tales necesarios ensanchamientos genéricos; a la espera aun de incursiones no imposibles, pero al parecer lejanas en el terror, el suspense, la acción, la ciencia-ficción, la parcela erótica y hasta las artes marciales. El director vende de esta manera su trabajo: “cine realista, asediado por la naturalidad de todos los días (aunque se desarrolle a finales de los años 50) donde aparece gente normal, hablando, bebiendo, teniendo sexo, traicionando, durmiendo… es un intento de reproducir el goce de la sexualidad y de la muerte…”. Interesado éste, continúa, “en explorar los límites pequeños que existen entre vida, sexo, muerte, desesperación, y más que el crimen que cuenta en sí mismo lo importante son las relaciones humanas entre los protagonistas”. Del dicho al hecho va algún trecho. Se le va tanto la mano en el asunto propuesto de reproducir los mencionados goces, añadidos a verdaderos bosques de sombras personales, que al amparo de la tonada de Matamoros que titula al filme hunde a sus personajes en una ciénaga de desolación existencial tan grande, que ni halados por sogas de doble tracción pueden salir del socavón” (Julio Martínez. Mata que Dios perdona: cine cubano diferente, pero inconsistente).