Raúl García Aparicio fue de los grandes sonidistas del cine cubano, y no siempre se recuerda que tuvo una experiencia actoral en el filme de Kalatozov. Compartimos lo que en su momento declaró acerca de su participación como intérprete en ese filme, en el personaje de Enrique, el estudiante.
Página en la Endac: https://endac.org/encyclopedia/raul-garcia/
𝗗𝗲𝗰𝗹𝗮𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗥𝗮ú𝗹 𝗚𝗮𝗿𝗰í𝗮, 𝘀𝗼𝗻𝗶𝗱𝗶𝘀𝘁𝗮 𝗱𝗲𝗹 𝗜𝗖𝗔𝗜𝗖, 𝘆 𝗮𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗲𝗻 𝗦𝗼𝘆 𝗖𝘂𝗯𝗮
Cumplí veinte años el primer día de rodaje de Soy Cuba. Hacía unos meses que estaba junto al equipo soviético en la pre-filmación así que tuve hasta una torta de cumpleaños, y cumplí veintiuno y todavía estábamos filmando y tuve otra torta. Era una gran superproducción. Había un técnico soviético por cada especialidad.
El ingeniero de sonido Vladimir Sharum venía solo, y yo estaba por la parte cubana, con Rodolfo Plaza como microfonista. La película constaba de cuatro historias, con Enriquito Pineda Barnet que era el co-guionista, realizaron una búsqueda cuidadosa de los actores para los personajes protagónicos de cada una; como no se decidían con el estudiante del tercer cuento, este se fue quedando para el final del rodaje. Se dice fácil, pero recuerda que estamos hablando de más de un año de filmación.
Yo no estaba muy al tanto, pero imagino ahora la angustia de Miguel Mendoza y el equipo de dirección al ver que se les estaban acabando las historias y no tenían al estudiante del tercer cuento. Resumiendo, estábamos filmando y viviendo en Yateritas, una playa situada varios kilómetros después de Guantánamo, cuando vino la crisis.
Hubo una reunión con la dirección soviética y la parte cubana; por supuesto, y yo no estaba incluido. Al terminar, el traductor principal, Pavel Grushko, a quien recuerdo con mucho cariño, me cuenta que propuso que me probaran para el personaje de Enrique, el estudiante del tercer cuento, y que a todos les había parecido una buena idea; sin entrar en detalles, estuve dispuesto a hacer la prueba con la absoluta seguridad de que no iba a resultar.
Escogieron la escena del discurso en el Alma Mater, la filmaron en 35 mm con la Cameflex y la vimos unos días después, creo que en un cine de Guantánamo frente al parque. La dirección en pleno estaba en las lunetas del centro y yo casi escondido en la última fila; me pareció horrible, se prendieron las luces de la sala, conferenciaron unos minutos y vi venir a Pavel Grushko, que me da un abrazo y me dice: “Tú eres Enrique”.
Lo hice y todavía pienso que el resultado no es bueno. Claro que los amigos han sido muy comprensivos. En aquel entonces, Sergio Corrieri quiso estimularme con las posibilidades del teatro, pero no me convenció. Me veía tan mal en el personaje de Soy Cuba que di por cerrado el asunto.