Rosita Fornés y su impronta en el cine

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Todavía recuerdo el impacto que provocó en mí la premier del filme Papeles secundarios (1989), de Orlando Rojas, en el cine Guerrero de Camagüey. Llegué a la proyección sin tener idea de lo que vería, si bien pesaba bastante el hecho de que Rojas hubiese filmado antes Una novia para David (1985), que, en lo personal, sigue siendo una de las películas que más disfruto de las producidas por el ICAIC.

El empaque visual de Papeles secundarios ha resistido el paso del tiempo, gracias al desempeño de ese tándem perfecto que integraron Raúl Pérez Ureta en la fotografía, y Flavio Garciandía en la dirección de arte. Rojas reinventó el cine cubano de aquella época, y lo puso a dialogar con lo que ya estaba pasando en el mundo de las artes plásticas de la fecha: esa plasticidad que se respira a lo largo de todo el metraje no solo estaba en función de construir una película “hermosa”, sino de sembrar en los espectadores las inquietudes intelectuales que solo pueden conseguir las imágenes trabajadas desde lo polisémico.

A diferencia de aquel cine cubano donde el apego al “realismo” tradicional (incluyan Una novia para David) dictaba la norma, acá el trabajo con las luces y sombras, la ambientación de los espacios, lo meticuloso de la banda sonora, multiplicaban las posibilidades interpretativas de la historia.

Pero junto a eso, no me dejaba de sorprender el trabajo con los actores y actrices, y sobre todo el desempeño dramático de Rosita Fornés, toda una revelación para los que alimentábamos el equívoco de verla solo asociada al mundo del espectáculo de revista o variedades.

En todo caso, hay que agradecer a Juan Carlos Tabío la inteligencia mostrada al seleccionarla para el protagónico del filme Se permuta (1984), y antes de la obra teatral “La permuta”, concebidas a partir de una idea original de Tomás Gutiérrez Alea.  

Para Rosita Fornés, aquel papel abría las puertas de una nueva vida, como puede deducirse de las declaraciones que ofreciera en su momento:

Yo he filmado unas quince películas anteriormente, la mayoría en México, y una que hice en Puerto Rico, que no se llegó a estrenar nunca aquí. He sido muy exigente conmigo en la cuestión cinematográfica. Estuve siempre con el deseo de hacer algo verdaderamente importante, porque las películas que hice eran de tipo comercial, rodadas sin criterio artístico, sólo para sacar dinero fácilmente; los argumentos eran unas veces folletinescos, otras veces tontos, y no considero que tuve oportunidad de hacer una gran labor dentro de esas películas.

(…)

O sea, que hasta Se permuta, yo no había podido tener una satisfacción plena del trabajo en el cine. Esta película ha sido mi reaparición en el cine, después de largos años, y mi debut en el ICAIC, que es quien verdaderamente, después del triunfo de la Revolución, ha producido una industria cinematográfica seria en nuestro país, reconocida ya, premiada internacionalmente; para todos nosotros es un orgullo poder contar, hoy en día, con una industria ya fuerte, sólida, y entonces este debut mío, para mí significa mucho artísticamente. He realizado un personaje que yo le tomé gran amor, desde el momento que presentamos la versión teatral de La permuta”.

De todos modos, hoy sabemos que, para los nuevos enfoques historiográficos vinculados al cine, esas películas “menores” tienen un valor extraordinario a la hora de reconstruir los mapas de lo que ha sido la recepción cinematográfica. Son útiles para estudiar el modo en que los espectadores “comunes” han aprendido a convertir las historias proyectadas en las pantallas en áreas de intercambios culturales, donde entran en juego las identidades, las expectativas grupales, o la recepción de lo global en lo local.

Por último, junto a las películas de ficción interpretadas por Rosita Fornés, pienso que deberíamos concederle similar atención a esos documentales donde la actriz no solo habla de su labor personal (Rosita Fornés. Mis tres vidas/ 1996, de Luis Orlando Deulofeu), sino que con sus memorias orales contribuye a reconstruir otros relatos (Los Zafiros: música desde el borde del tiempo/ 2002, de Lorenzo de Stefano; Papeles principales/ 2007, de Carlos Barba, y Tin Tan/ 2010, de Francesco Taboada).

En Mejilla con mejilla (2011), de Delso Aquino y con guión de Nicolás Dorr, Rosita Fornés encarna el personaje de una vedette que ya vive su ocaso, y expresa el siguiente bocadillo: “Es que con las décadas vienen las cadencias y se puede llegar a la decadencia”.

Para ella, por suerte, la decadencia no llegó, sobre todo porque fue fiel a su pasión principal, esa que nunca habló de efímeras modas, sino de rigor y arte.  

Juan Antonio García Borrero

Filmografía de Rosita Fornés

1939: Una aventura peligrosa, de Ramón Peón

1941: Romance musical, de Ernesto Caparrós

1945: El deseo, de Chano Urueta (México)

1946: Se acabaron las mujeres, de Ramón Peón (México)

1947: La carne manda, de Chano Urueta (México)

1948: Cara sucia, de Carlos Orellana (México)

1951: Del can-can al mambo, de Chano Urueta (México)

1951: Mujeres de teatro, de René Cardona (México)

1953: El mariachi desconocido/ Tin Tan en La Habana, de Gilberto Martínez Solares (México)

1953: Hotel Tropical o Me gustan todas, de Juan José Ortega (Cuba-México)

1953: Piel canela, de Juan José Ortega (Cuba-México)

1956: No me olvides nunca, de Juan José Ortega

1962: Palmer ha muerto, de Juan Fortuny (España)

1984: Se permuta, de Juan Carlos Tabío

1985: Plácido, de Sergio Giral

1987: Hoy como ayer, de Constante Diego

1989: Papeles secundarios, de Orlando Rojas

1994: Quiéreme y verás, de Daniel Díaz Torres

1996: Rosita Fornés. Mis tres vidas, de Luis Orlando Deulofeu

2001: Las noches de Constantinopla, de Orlando Rojas

2001: Al atardecer, de Tomás Piard

2002: Los Zafiros: música desde el borde del tiempo, de Lorenzo de Stefano (Documental)

2007: Papeles principales, de Carlos Barba (Documental)

2010: Tin Tan, de Francesco Taboada (Documental)

2011: Mejilla con mejilla, de Delso Aquino

Rosita Fornes. Mis tres vidas (1996), de Luis Orlando Deulofeu