La vida media del Muon (2021)

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Hace unos veintidós años, cuando preparaba la “Guía crítica del cine cubano de ficción”, presentía que hasta ese momento la historia del cine cubano se había contado de un modo muy sesgado. No me refiero solo a lo que entonces llamé “icaicentrismo” (tendencia a contar la historia del cine cubano como si se tratara de la historia del ICAIC), sino también a los métodos utilizados por nosotros los estudiosos, que condicionaban una mirada parcial, por mucho que uno se esforzara en incluir “los otros cines”.

Definitivamente, como aseguraba Dilthey, cada época tiene un horizonte cerrado. Siempre costará observar más allá de lo que ese conjunto de interpretaciones heredadas nos permite ver. La hegemonía de una manera de pensar los fenómenos que nos rodea nos impide cuestionar la base de esas concepciones que se han naturalizado, de tal forma, que a uno no le pasa por la cabeza discutirlas.

Por ejemplo, durante mucho tiempo nos pareció que hablar del cine para pantalla grande era superior a hablar del cine que se ha hecho para la televisión. De allí que pocas veces los llamados “telefilmes” han encontrado un lugar en las historias canónicas de nuestro cine nacional. A pesar de que, en el plano internacional, genios como Alfred Hitchcock convirtieron al telefilme en parte legítima de su universo creativo, nosotros insistimos en aislar a las “películas de verdad” (las que se veían en una sala oscura con pantalla inmensa) de las producidas para las pantallas domésticas.

Reconstruir esa “otra historia” de nuestro cine implicará no pocos desafíos. Desde que en 1954 se realizara La leyenda del bandido, de Gaspar Arias, considerado el primer telefilme cubano, hasta la actualidad, en la que un teleplay como La vida media del Muon (2021), de Mariela López Galano, acaba de obtener un resonante éxito con la teleaudiencia, hay como para escribir un centenar de libros.

Sin embargo, mejor que resaltar las diferencias entre los distintos centros productores de audiovisual (que nos pone en peligro de pensar en los mismos como espacios absolutamente desconectados), sería interesante pensar en los puntos comunes. Y tal vez partir, no del formato utilizado para lograr la representación, sino de la imagen misma que después será proyectada sobre alguna superficie (tela, pared, pantalla electrónica), creando en el espectador determinados efectos.

La página que ahora presentamos de La vida media del Muon, habla de esa voluntad de inclusión y planteamiento holístico que persigue la ENDAC. Pues también aquí se pone de manifiesto que el cine hecho para televisión siempre ha formado parte del “cuerpo audiovisual de la nación cubana”.

Página en la ENDAC: https://endac.org/encyclopedia/la-vida-media-del-muon-2021/